Erase una vez un pez
grande que “engullía” a todos pececitos pequeños que se cruzaban en su camino.
A fuerza de comer y comer, engordó tanto que un día explotó. Lo triste es que
antes de su propia destrucción había aniquilado todo lo realmente importante
que se había ido encontrando por el camino….
¿Te suena a cuento
infantil? Pues no; es lo que me inspira el planteamiento del Gobierno de
Mariano Rajoy respecto a los sueldos de los alcaldes y a su pretensión de dejar
sin retribución alguna a todos aquellos cuyo censo municipal sea inferior a los
1.500 habitantes.
En Asturias esa medida
afectaría a 25 alcaldes y alcaldesas. Afirmar que no se les exige dedicación
exclusiva es no conocer la realidad cotidiana de estos ámbitos municipales.
Ser alcalde de municipios como Ponga,
Sobrescobio Somiedo, Taramundi… supone estar a la disposición de vecinos y
vecinas las 24 horas del día.
¿Alguien imagina a un turista o un vecino a
las 22.00 pulsando el timbre de la
vivienda de la Alcaldesa de Madrid o de Gijón para que le solucione un
imprevisto? Pues en municipios pequeños eso puede llegar a ser muy habitual. ¿Hay
más dedicación exclusiva posible?
Los problemas reales
del déficit público no se solucionan con tamaña injusticia. Hay muchísimos más
sitios donde rascar y de mucha menos utilidad para la población española que
retirarle el mísero sueldo de los alcaldes de los ayuntamientos pequeños. ¿Dónde?
Por de pronto se me ocurren como ejemplos las diputaciones o los dobles
sueldos, caso Dolores de Cospedal, que tiene un salario como Presidenta de la
Comunidad de Castilla-La Mancha y otro como Secretaria General del PP.
Si en algún sitio se realiza
una labor encomiable y que no está precisamente bien gratificada es en los
ayuntamientos pequeños. Así que desde aquí todo mi respeto y apoyo, a la par
que mi repulsa a las intenciones del Gobierno de Mariano Rajoy.