jueves, 12 de julio de 2012

MI QUERIDA ESPAÑA


Últimamente los acontecimientos negativos se desencadenan tan vertiginosamente en nuestro país que el ambiente comienza a ser irrespirable. El miércoles regresaba de Madrid con sentimientos contradictorios: henchida de orgullo por la gran respuesta de apoyo al conflicto de la minería; preocupada y triste ante las nuevas medidas económicas anunciadas por Mariano Rajoy. Y hoy con la expresión de la “diputadilla” Andrea Fabra ­-difundida ampliamente en las redes sociales y que no voy a reproducir por aquello de hacer de un poco más de educación que ella- he sentido cabreo e indignación.

Con este coctel de sentimientos me enfrento a esta pantalla en blanco a la vez que escucho una canción de Cecilia que se me antoja muy acorde para la ocasión: “Mi querida España. Esta España mía, esta España nuestra. De tu santa siesta ahora te despiertan versos de poetas. ¿Dónde están tus ojos? ¿Dónde están tus manos? ¿Dónde tu cabeza?”. Muchas personas tarareamos esta canción en los años de la transición democrática de este país con alegría e ilusión. Hoy la transición es económica y yo la tarareo con tristeza, intentando encontrar respuestas a los interrogantes de la estrofa.

Pienso en la Plaza de Colón, en el Paseo de la Castellana, y me respondo: los ojos, las manos y la cabeza de la sociedad minera de Asturias, Castilla y León, y Aragón estuvieron allí. Pero desgraciadamente tenemos un Gobierno que en solo unos meses se ha quedado sordo y ciego. Sólo eso explica que,  en vez de tender puentes para solucionar el conflicto de la minería, dedicaran  la jornada a anunciar nuevas y aterradoras medidas de ajuste que, para no variar, castigan a los más débiles.

Y me duele que lo hagan desde la inmunidad de una mayoría absoluta que nunca antes en democracia había sido tan mal utilizada. Estamos ante una mayoría parlamentaria que solo piensa y toma medidas positivas para una minoría, la minoría con la que ellos se identifican y a la que incluso hasta pertenecen.

Se consigue dinero para rescatar a la banca, pero no hay calderilla para garantizar hasta el 2018 los puestos de trabajo de la minería. Aprueban amnistía fiscal pensando en amigos y conocidos porque para recaudar lo mejor es subir  el IVA, reducir las prestaciones del desempleo, eliminar la paga extraordinaria de los funcionarios…

Nunca en tan poco tiempo un Gobierno dilapidó tan rápido la confianza de muchas personas que ingenuamente depositaron su confianza en el Partido Popular. Digo ingenuamente porque en los últimos meses estoy cansada de sorprenderme con gente que, desesperada con todo lo que está ocurriendo, se lamenta públicamente de haberles votado.  Aunque pueda tratar de comprenderles y, desde luego, tengan todo mi respeto democrático, ello no me sirve de consuelo porque vaticino que aún nos quedan tres años de horribles pesadillas.

Concluyo exigiendo a la di-pu-ta-di-lla (lo separo en sílabas para que quede clara la consideración que me merece) Andrea Fabra que renuncie a su escaño en el Congreso: Con su falta de respeto y su mala educación  ha dejado muy clarito que para ella las penurias de la población española es una cuestión totalmente anecdótica y secundaria.

1 comentario:

  1. No nos engañemos, por mucho que haya mucha gente que se lamente de haber votado al PP, las encuestas siguen otorgándole la mayoría absoluta. O, lo que es lo mismo, mantienen la confianza de su electorado, que justifica lo injustificable porque, entre otras cosas, desconocen el significado de la palabra "crítica", porque siguen a su "líder" como la manada de ovejas que son.
    A mí no me preocupa el PP, me preocupa la actitud de la oposición, empezando por Rubalcaba, y terminando por Cayo Lara, incapaz de plantarle cara, incapaz de ofrecer una alternativa creíble.
    En cuanto a esa sinvergüenza, ¿que nos apostamos a que, no sólo no dimite, si no que su partido la premia por su valentía y buen hacer?
    "Cosas veredes que no creyeres, amiga Sancha".

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