Últimamente los acontecimientos
negativos se desencadenan tan vertiginosamente en nuestro país que el ambiente
comienza a ser irrespirable. El miércoles regresaba de Madrid con sentimientos
contradictorios: henchida de orgullo por la gran respuesta de apoyo al
conflicto de la minería; preocupada y triste ante las nuevas medidas económicas
anunciadas por Mariano Rajoy. Y hoy con la expresión de la “diputadilla” Andrea
Fabra -difundida ampliamente en las redes sociales y que no voy a reproducir
por aquello de hacer de un poco más de educación que ella- he sentido cabreo e
indignación.
Con este coctel de
sentimientos me enfrento a esta pantalla en blanco a la vez que escucho una
canción de Cecilia que se me antoja muy acorde para la ocasión: “Mi
querida España. Esta España mía, esta España nuestra. De tu santa siesta ahora
te despiertan versos de poetas. ¿Dónde están tus ojos? ¿Dónde están tus manos? ¿Dónde
tu cabeza?”. Muchas personas tarareamos esta canción en los años de la
transición democrática de este país con alegría e ilusión. Hoy la transición es
económica y yo la tarareo con tristeza, intentando encontrar respuestas a los
interrogantes de la estrofa.
Pienso en la Plaza de
Colón, en el Paseo de la Castellana, y me respondo: los ojos, las manos y la
cabeza de la sociedad minera de Asturias, Castilla y León, y Aragón estuvieron
allí. Pero desgraciadamente tenemos un Gobierno que en solo unos meses se ha
quedado sordo y ciego. Sólo eso explica que, en vez de tender puentes para solucionar el
conflicto de la minería, dedicaran la
jornada a anunciar nuevas y aterradoras medidas de ajuste que, para no variar,
castigan a los más débiles.
Y me duele que lo hagan
desde la inmunidad de una mayoría absoluta que nunca antes en democracia había
sido tan mal utilizada. Estamos ante una mayoría parlamentaria que solo piensa
y toma medidas positivas para una minoría, la minoría con la que ellos se
identifican y a la que incluso hasta pertenecen.
Se consigue dinero para
rescatar a la banca, pero no hay calderilla para garantizar hasta el 2018 los
puestos de trabajo de la minería. Aprueban amnistía fiscal pensando en amigos y
conocidos porque para recaudar lo mejor es subir el IVA, reducir las prestaciones del
desempleo, eliminar la paga extraordinaria de los funcionarios…
Nunca en tan poco
tiempo un Gobierno dilapidó tan rápido la confianza de muchas personas que
ingenuamente depositaron su confianza en el Partido Popular. Digo ingenuamente
porque en los últimos meses estoy cansada de sorprenderme con gente que,
desesperada con todo lo que está ocurriendo, se lamenta públicamente de
haberles votado. Aunque pueda tratar de
comprenderles y, desde luego, tengan todo mi respeto democrático, ello no me
sirve de consuelo porque vaticino que aún nos quedan tres años de horribles pesadillas.
Concluyo exigiendo a la
di-pu-ta-di-lla (lo separo en sílabas para que quede clara la consideración que
me merece) Andrea Fabra que renuncie a su escaño en el Congreso: Con su falta
de respeto y su mala educación ha dejado
muy clarito que para ella las penurias de la población española es una
cuestión totalmente anecdótica y secundaria.