jueves, 28 de junio de 2012

INSOMNIO


Tanta prima de riesgo, tantos ajustes en sanidad, el IVA que se nos avecina, el índice de paro… nos acaba produciendo, día sí y día no, insomnio. Es como estar participando en una carrera sin fin en la que se consume demasiada energía y en la que, a fuerza de no vislumbrar la meta, vamos perdiendo tono muscular.

Como consecuencia de la teoría y la práctica neoliberales, la solidaridad está hoy herida de muerte. Al amparo de la tan cacareada globalización y de las reglas de los mercados se va configurando una sociedad cada vez más dual. De un lado, los especuladores que sencillamente esperando el momento más oportuno continuarán enriqueciéndose a costa de las desgracias del conjunto de la humanidad; de otro, la creciente miseria de quienes no tienen herramientas para hacer frente a los ataques presentes y futuros de la crisis.

Y como consecuencia se ha instalado en el ambiente una dañina resignación. Por momentos, la sociedad parece entregarse libremente y ponerse en manos de la voluntad de los mercados. Proliferan expresiones del tipo: es inevitable, no hay más remedio que conformarse, hay que adaptarse a la nueva situación, nada volverá a ser como antes…

La conformidad, tolerancia y paciencia de la población ante todas las adversidades e incertidumbres que nos rodean se me antojan realmente preocupantes. Solo algunos acontecimientos aislados, como las movilizaciones mineras, me hacen albergar la esperanza de que la sociedad despierte de su letargo para reivindicar y reconquistar la equidad y justicia que hemos ido perdiendo por el camino.


El discurso neoliberal se ha hecho fuerte y las instituciones políticas (en algunos casos como  la de Merkel y Rajoy de forma totalmente voluntaria y por convencimiento ideológico) cada vez menos combativas contra la actuación corrosiva de especuladores y mercaderes. Ahora todo se permite y se justifica con una expresión muy corta: “existen problemas estructurales”.  Y con ese argumento se multiplican los despidos, se abaratan los sueldos, se amplía la jornada laboral sin ninguna contraprestación económica adicional, se reducen servicios públicos básicos como la sanidad y la educación  etc.

Recuerdo con nostalgia los tiempos en los que se debatía sobre la reducción de la jornada laboral como posible sistema para reducir el paro. Digo nostalgia porque era un planteamiento que me gustaba. Y sobre todo, demostraba que había una inquietud sincera por encontrar soluciones a un problema tan acuciante como es el reparto de un bien cada vez más escaso como es el trabajo.

Ya en 1997 especialistas como  Hans Peter Martin y Harald Schumann calculaban que de continuar la tendencia del momento se llegaría a un punto en el que el 20% de la fuerza laboral global bastaría para mantener en marcha la economía. El 80% restante se convertiría en una categoría que denominaban “económicamente redundante”. No sé si hemos llegados a esos porcentajes, pero a tenor de los datos del paro en España todo parece caminar en esa dirección.

La humanidad está hoy en una verdadera encrucijada. Como describe Zygmunt Bauman en su libro “En Busca de la política”, “el mundo contemporáneo es un recipiente colmado de miedo y frustración que buscan desesperadamente una vía de escape común”.

Y esa vía de escape solo puede venir atacando el verdadero “problema estructural” que tiene nuestra sociedad que, desde mi punto de vista, es una redistribución cada vez más injusta y desproporcionada de los bienes existentes.

Y como pese a todo, me resisto a sumirme totalmente en el pesimismo, concluyo compartiendo con las personas que desconozcan esta historia, la decisión adoptada por el Presidente de Uruguay, José Mújica,  al que ya apodan como el Presidente más pobre del mundo. Gana 12.500 dolares al mes, pero dona el 90% a fondos sociales. Su único patrimonio es un viejo Volkswagen y vive en una humilde chacra.

Cuando le preguntan responde: “Con ese dinero me alcanza, y me tiene que alcanzar porque hay otros uruguayos que viven con mucho menos”. José Mújica sigue viviendo en su chacra a las afueras de Montevideo, en Rincón del Cerro, tal como prometió antes de convertirse en presidente y acompañado de su esposa, la senadora Lucía Topolansky, que también dona parte de su sueldo, y su perra Manuela, un animal sin raza de la que presumir.

Fiel a sus ideales, Mujica ha propuesto donar las jubilaciones presidenciales -las grandes sumas de dinero que cobran los ex presidentes constitucionales de su país- para fines sociales.

 ¿Os imagináis lo que podría suponer que este fuera el modelo a seguir por la mayoría de presidentes y presidentas del mundo? Sé que es una utopía, pero soñar, de momento, sigue siendo gratis. Buenos días. 



lunes, 25 de junio de 2012

LO QUE SE ESCONDE DETRÁS DEL SILENCIO


Esta tarde en la Plaza Mayor de Gijón, frente al Ayuntamiento, un minuto de silencio. Con nuestros labios sellados mostramos respeto la víctima, repulsa hacia la violencia de género  y una contundente condena hacia el agresor. Resulta curioso lo polisémico que puede llegar a ser el mismo gesto y las miles de interpretaciones que se pueden hacer al respecto.

Llevo días sin generar ninguna entrada en mi blog. Podría interpretarse mi silencio como que soy una bloguera vaga, pero no es así. Sencillamente necesitaba una pausa reflexiva en mi vida que me aportara nuevas fuentes de inspiración para escribir.

El mutismo colectivo de la Plaza Mayor de Gijón y una amiga entrañable que definió su actitud silenciosa como técnica cobarde ­-cuando yo sé que no lo es-­­ han sido las dos fuentes de inspiración para que ahora esté delante del teclado escudriñando sobre la polisemia del silencio.

El silencio puede ser una gran virtud, pero también un gran defecto sobre el que quiero reflexionar. Escribía Unamuno que, a veces, “el silencio es la peor mentira”. Y Mahatma Gandi que “lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”. 

Callar puede ser prudente, pero también contraproducente y generar un mal mayor. En ocasiones la persona silente no tiene conciencia de estar obrando mal. Un  padre  prescinde de hablar de su mujer fallecida porque considera que evita dolor a sus hijos. Sin embargo ese silencio se convierte, como decía Unamuno, en la peor mentira ya que se traduce en la ausencia de recuerdos que son necesarios para su desarrollo y equilibrio emocional.

Particularmente considero que en la era postmoderna que nos ha tocado vivir hay demasiados silencios. La gente calla, camina hacia delante como puede y tiende cada vez más a mirar hacia otro lado ante las injusticias que le rodean. Solo unos pocos “quijotes”, tipo a los mineros, se resisten, son capaces aún de organizarse y plantan cara al sistema.

¿Qué nos está pasando? La respuesta perfectamente explicada la encontré leyendo al sociólogo Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010. Para explicar el problema de nuestra sociedad contemporánea recurre al término Unsicherheit, palabra alemana en la que se fusionan tres españolas: incertidumbre, inseguridad y desprotección.

Argumenta Zygmunt Bauman que estos sentimientos que atenazan a la humanidad son un impedimento para instrumentalizar remedios colectivo; que las personas preocupadas y que temen por su futuro no son verdaderamente libres para enfrentar los riesgos que exigen una acción colectiva. Yo añado: se refugian en su particular silencio.

No se me ocurre mejor manera de cerrar esta pequeña reflexión que reproduciendo literalmente un párrafo que el mismo autor escribe en su libro En busca de la política:

No llegaremos muy lejos sin hacer que regresen del exilio ideas como el bien público, la sociedad buena, la equidad, la justicia, esas ideas que no tienen sentido ni no se las cultiva colectivamente.”

Y de cosecha propia: rompamos nuestro silencio individual para convertirlo en un grito colectivo.

lunes, 18 de junio de 2012

TU LUCHA ES MI LUCHA



Hombres, mujeres y niños. Un total de 50.000 personas abarrotamos ayer el parque Dorado  para mostrar nuestro apoyo a la lucha que mantienen los mineros por el futuro del sector. De la Felguera a Sama unas veces reinó el silencio; otras el estruendo de los petardos,  la  algarabía de aplausos… Y siempre una solidaridad franca y sincera.

Como tantas otras veces a lo largo de la historia, el ambiente demostró que ser minero o minera es algo más que una actividad laboral. Es una manera distinta de entender la vida, una cultura específica que se ha ido transmitiendo de generación en generación. Podrán cerrar los pozos, reducir a la mínima expresión la actividad productiva, pero va a resultar difícil, por no decir imposible, que aniquilen esta cultura.

Mi bisabuelo materno, Felipe, fue minero. Mi abuelo también materno, un republicano andaluz al que el Gobierno franquista trasladó forzosamente al pozo Fondón. Mi padre, Juan Diego, un emigrante extremeño que encontró en las minas asturianas una alternativa laboral y la solidaridad que no había en el pueblo de terratenientes donde le tocó nacer. Mi tío, Marcelino, un vigilante jubilado que tuvo que falsificar su partida de nacimiento  para entrar a trabajar porque en casa no había para comer. Mi abuela materna, Gelina, una mujer de tantas que recogió carbón de las escombreras. Yo soy  la heredera de esa cultura de esfuerzo, lucha y, sobre todo, solidaridad.

Al igual que yo, miles de personas de las cuencas mineras asturianas tienen el legado de historias similares e incluso muchísimo más duras. Y creo no equivocarme al afirmar que toda esa gente tenemos en común el esfuerzo por transmitir a nuestros hijos los valores que nos han inculcado nuestros antepasados: apoyo a las personas que más lo necesitan, coraje y valentía ante las dificultades, capacidad de organización y de  lucha contra las injusticias…

Es la sociedad minera, una sociedad que no se arrodilla. Puede, en ocasiones, ser ruda en las formas, pero siempre noble en sentimientos.

Como ya escribí en mi anterior blog, nací en el valle del Samuño, me amamanté con la leche amarga de la huelga del 62, y soy, en definitiva, heredera de una cultura solidaria que imprime carácter y de la que me siento orgullosa. Así que pienso que la mejor manera de concluir, pensando especialmente en los mineros que mantienen su encierro en los pozos Candín y Santiago, es decir sencillamente: vuestra lucha es también mi lucha.

miércoles, 13 de junio de 2012

A LA SOCIEDAD MINERA…


Como si de una mayoría de edad se tratara la minería alcanza hoy su decimo octava jornada de huelga. La lucha aguerrida de la sociedad minera acapara la atención dentro y fuera de España. Millones de personas siguen expectantes el devenir de los acontecimientos. Se suceden ríos de tinta y raudales  de solidaridad.

Personalmente llevo días dándole vueltas a escribir algo sobre el tema en mi blog, pero el contexto me abrumaba.  ¿Qué podría yo aportar que no se haya dicho o escrito ya sobre la valentía, el coraje y el arrojo de los mineros?

La respuesta, quizás por demasiado sencilla, tardé en encontrarla. Nací en el valle del Samuño. Me amamanté con la leche amarga de la huelga del 62, año en el que vine al mundo. Crecí al calor de hombres y mujeres que lucharon denodadamente por la dignificación de las condiciones laborales, las libertades y la democracia. Soy, en definitiva, heredera de una cultura solidaria que imprime carácter y de la que me siento orgullosa.

Y ahí estaba la respuesta a mi interrogante. Mi pequeña aportación, a modo de homenaje, era reflejar por escrito el sentimiento de orgullo que me invade por pertenecer a una sociedad, la minera, que es única e irrepetible a la hora de afrontar colectivamente las dificultades. Si alguien sabe aparcar las diferencias y unirse ante una causa común de interés general, esa es la gente de las cuencas mineras asturianas.

Si la del 62 fue la primera gran huelga del régimen franquista, todo parece indicar que esta puede convertirse en la gran huelga del siglo XXI, convirtiendo de nuevo a la sociedad minera en vanguardia. Millones de ojos contemplan con envidia la unidad y la encarnizada batalla que mantienen por sus puestos de trabajo y por su dignidad. Y saben, aunque algunos quieran hacer ver lo contrario, que no son salvajes dinamiteros. Son hombres y mujeres con arrojo, coraje, valentía y una gran solidaridad. ¡Mucho ánimo!

domingo, 10 de junio de 2012

BELÉN CONTRA BELÉN


Este viernes haciendo zapping en mi televisor me topé de lleno con unas hermosas, a la par que sorprendentes, imágenes de los Picos de Europa. Las estaban emitiendo en el programa Sálvame Deluxe de Telecinco y me pudo la curiosidad. Subí el volumen y me enteré que se trataba un nuevo espacio denominado “Los ojos de Belén”, en el que se recoge el modo de vida de personas vinculadas a distintos sectores a través de la mirada de Belén Esteban.

Total, y resumiendo, que la “Princesa del Pueblo” se había trasladado hasta los Picos de Europa para compartir con José Bada todas y cada una de las tareas que rodean la elaboración del queso Cabrales, desde el ordeño de las cabras hasta el traslado del queso a la cueva para su maduración.

Aunque la ex de Jesulín no es santo de mi devoción y me parece un producto mediático prefabricado y de dudoso mal gusto, las audiencias son las audiencias y ella logra cuota de pantalla. Así que pensé: ¡Mira que bien para el Consejo Regulador del Queso Cabrales. Menuda publicidad!

Estaba yo destornillándome de risa viendo a Belén devorar con gran apetito chorizos caseros, interrogar inquisitoriamente a José Bada sobre su vida personal y sudar la gota gorda para llegar hasta la cueva, cuando se entabló una especie de diálogo en el plató sobre el problema de los  lobos en Asturias. Sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, Belén Esteban pontificó: “es que en Asturias sueltan a los lobos y se comen las cabras”. Naturalmente todo el mundo, incluido José Bada, la corrigió.

Aunque con bastante simpleza e ignorancia superlativa, lo cierto es que Belén Esteban logró captar la atención sobre un problema bastante desconocido en las ciudades y, por el contrario,  muy interiorizado en la zona rural: los ataques del lobo al ganado.  Estos ataques están considerados por los  criadores de ganado asturiano como la principal causa del abandono de la actividad pastoril. El debate entre ganaderos y conservacionistas es constante y genera un sinfín de conflictos.

Yo me pregunto, ¿se convertirá Belén Esteban también en la Princesa de las Cabras de Picos de Europa? En ese caso ¿aparecerá una princesa de los lobos?

No sé si es casualidad, pero mi MP3 empieza a reproducir “Mujer contra Mujer” de Mecano. “Nada tiene de especial/ dos mujeres que se dan la mano/ el matiz viene después/ cuando lo hacen por debajo del mantel”. Una bonita historia de amor. Ideal para evadirse de algunos conflictos enquistados como el del daño que provoca el lobo en la cabaña ganadera asturiana.

jueves, 7 de junio de 2012

RECORDANDO A MARI LUZ



Hoy la prensa nos sorprende con noticias luctuosas. Ha muerto el Alcalde de Parres, el compañero Millán, y también el que hasta hace poco fue el entrenador del Sporting, Manolo Preciado. Las dos muertes me conmueven y me embarga cierta melancolía. Se van dos seres humanos de ámbitos muy diferentes ­-el político y el deportivo- pero que, desde mi modesto punto de vista, tenían algo en común: ser buenas personas.

Como si de un acto reflejo se tratara me he puesto a pensar en todas aquellas  buenas personas que, por una u otra razón, se han cruzado en mi vida, con las que tuve la suerte de convivir y que han contribuido a enriquecer mi vida. Afortunadamente la inmensa mayoría sigue vivita y coleando. Sólo una de ellas, Mari Luz Rodríguez, al igual que Millán y Preciado, nos abandonó en el año 2009 y también en un mes de junio.
Mari Luz y su hijo, Alberto Sierra Rodríguez, perdieron la vida en un trágico accidente al volcar el tractor con el que circulaban en una pista forestal cercana a la localidad de Caldevilla de Acio, en Cangas de Narcea, la tierra que ella tanto amaba.
¿Quién era Mari Luz Rodríguez? Cuando me la presentaron, la Presidenta de la Indicación Geográfica Protegida Ternera Asturiana. Al poco tiempo, una amiga de esas que sabes que siempre puedes contar con ella.

Siempre sonriente, Mari Luz derrochaba energía positiva. Era una líder nata aunque ella, con la modestia que la caracterizaba, no quería admitirlo. Representaba como nadie los valores de mujer emprendedora y trabajadora.

 Por eso y por muchas más cosas, a propuesta de otra gran mujer,  la Consejera de Medio Rural y Pesca, Servanda García, se le concedió en el año 2005 la medalla de plata de Asturias. “Pero ¿qué he hecho yo para merecer esto?” repetía modestamente. Y nosotras, las chicas de Medio Rural, nos reíamos con su azoramiento porque estábamos convencidas de que existían miles de argumentos para justificar la decisión que había tomado el Consejo de Gobierno.

Mari Luz era única e irrepetible. No tenía dobleces. Miraba de frente y decía siempre lo que pensaba, aún a riesgo de generarse algún que otro enemigo. Se me antoja, al recordar su funeral, que son muchas las personas que comparten mis valoraciones. Cientos de personas con caras afligidas, lágrimas en los ojos la despedíamos hace ahora tres años en medio de un silencio sepulcral.

Hoy, al recordarla, mis ojos se siguen humedeciendo… Sé que, al igual que otras muchas personas, nunca la podré olvidar.